Para los Guillén, llegó el momento

Como padre e hijo, Oswaldo y Ozney buscan vivir lo que soñaron como mánager y jugador

“¡Ozney! Saluda a tu tío” no es la típica frase que esperas escuchar de un mánager hacia uno de sus jugadores en pleno terreno de juego. No obstante, fue exactamente lo que dijo Oswaldo Guillén durante una de las prácticas de pretemporada de los Tiburones de La Guaira la semana pasada. “Sí, ya lo saludé”, fue la respuesta de Ozney, quien segundos después siguió su camino hacia el dugout para tomar su guante y regresar al engramado a recoger las pelotas que llegaban hasta su lado de los jardines en la sesión de bateo. Sin embargo, son esos momentos familiares los que poco se verán cuando el uniforme sea la indumentaria de turno para los Guillén. Esas visitas de familiares al terreno, como la del hermano de Ozzie ese día, serán tan esporádicas como el uso de la palabra “padre” o “hijo” entre ambos. Así lo quiere el mismo timonel. “Es un pelotero más”, aseguró Oswaldo sobre Ozney, quien se prepara para disputar su primera temporada con los escualos. “Es mi hijo en la casa, aquí no. No va a tener privilegios con el uniforme puesto”. Ozney, de 24 años de edad, tuvo en 2016 su tercera campaña como profesional, todas en el circuito independiente. En 67 compromisos con el Sioux Falls este año, dejó promedio de .241 con 21 fletadas y un par de jonrones, al mismo tiempo en que vio acción en primera, segunda y tercera base. “Es un honor ponerme este uniforme”, aseguró el hijo menor del mandamás escualo. “Entrar con mi padre al clubhouse todos los días es algo bonito. Ver todas esas fotos de jugadores que crecí viendo como Felipe Lira”, añadió. Pero Ozney, quien se recupera de una lesión en una muñeca que aún le impide batear, sabe del peso sobre sus hombros. El peso que viene de la mano con el apellido “Guillén”. “No tengo que probarle nada a nadie aquí”, señaló Ozney. “Siempre estará esa expectativa, pero no le presto mucha atención a eso. Espero hacerlo bien y que la gente entienda que sí soy un buen pelotero”. En cuanto al “por qué” del momento de jugar con La Guaira, en la misma temporada en la que su padre se estrena como mandamás del club, Ozney asegura que era la situación indicada, aunque no exactamente por lo que la gente puede pensar. “Ahora tengo 24 años, estoy jugando en una liga avanzada, pregunté más. Bueno que mi papá sea el mánager, pero porque me gusta aprender, no porque sea el mánager. Sé que es alguien que sabe mucho”.